¿Qué vacunas se deben poner y cuáles no? ¿Qué derechos y deberes tenemos los ciudadanos sobre las vacunas? Estas preguntas han estado y están en la calle y en los medios de comunicación, por lo que el Consorcio de Salud y Social de Cataluña (CSC) le dedicó su última sesión de salud pública de este 2016, que se celebró este jueves 15 de diciembre. La sesión se inició con la bienvenida e introducción del director general del CSC, José Augusto García Navarro, que insistió en la importancia de realizar este tipo de encuentros entre profesionales y expertos, también en cuestiones como las vacunas donde el debate ha ido más allá del sector sanitario y social.
El primero de los ponentes en intervenir fue Luis Carlos Urbiztondo, jefe de la Sección de Prevención de enfermedades infecciosas de la Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPCAT), que dibujó el escenario actual de las vacunas en Cataluña insistiendo en que "el objetivo siempre es llegar a toda la población" y dejó datos significativos como que se ponen 3,2 millones de dosis de vacunas en territorio catalán cada año. Una vez hecha esta introducción, Urbiztondo explicó cómo funciona el proceso de autorización para las vacunas, recordando que al final "las comunidades y ciudades autónomas tienen la responsabilidad de hacer un calendario propio de vacunas". Este experto expuso también ampliamente los criterios de evaluación que se utilizan para hacer modificaciones en el calendario de vacunas. Luego fue el turno del coordinador del grupo de vacunas de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), Luis Palomo, quien insistió en "una revisión constante de las vacunas, de su efectividad" y lo hizo basándose en las cifras de los efectos de las vacunaciones en las tasas de hospitalización, entre otros datos. Después, Palomo se refirió a casos concretos de vacunas muy polémicas, avisando de que "es muy difícil mantener la confianza en las vacunas si la administración no asume la compensación si la vacuna lleva un efecto imprevisto y objetivamente atribuible a la vacuna". Así, Palomo trató de aclarar el punto de vista sobre vacunas como la del papiloma o la del meningococo B. Este experto también se refirió al movimiento antivacunas, señalando que "solo un 10% desconfía del calendario vacunal recomendado" y que, en consecuencia, hay que preocuparse más de las desigualdades socioeconómicas y no tanto del movimiento antivacunas.
La tercera exposición corrió a cargo de Màrius Morlans, miembro del Comité de Bioética de Cataluña, quien relacionó las actitudes y opciones personales (como ponerse o no las vacunas) con las teorías éticas que pueden aportar luz sobre el debate. Tras una primera parte más conceptual, Morlans se centró en el término de bien común, entendido como lo compartido por y en beneficio de toda la sociedad y ha asegurado que "es el fundamento de la salud pública". Para Morlans "las vacunas son un claro ejemplo de bien común, por lo tanto no son solo un derecho sino también un deber". Después de poner sobre la mesa algunas consideraciones de teorías éticas, Morlans consideró que carece percepción del cambio del sistema de financiación en salud pública y falta participación ciudadana en las políticas de salud pública.
El encuentro se finalizó con un intenso debate sobre lo expuesto entre los ponentes y los profesionales asistentes, dejando de manifiesto que es un debate abierto sobre el que todavía queda mucha conversación y análisis. Con esta sesión se han terminado las sesiones de salud pública CSC de este 2016, pero en nuestra web se pueden recuperar todas las presentaciones de los ponentes de las sesiones de salud pública e informarte sobre las que se realizarán en 2017, tan temprano como se cierren los temas y conferenciantes.