La falta de investigación y docencia con perspectiva de género es una de las principales causas de desigualdad en la atención sanitaria. Así lo afirmaron los expertos que participaron en la jornada 'Salud con perspectiva de género', organizada por el Consorci de Salut i Social de Catalunya (CSC) en colaboración con Organon, que se celebró en Barcelona el pasado 10 noviembre. Durante la jornada, que reunió a un centenar de profesionales del sector, se puso de manifiesto la necesidad de transformar el sistema sanitario para que en todos los ámbitos (investigación, docencia y atención) se tengan en cuenta las diferencias biológicas y socioculturales.
Carme Valls, doctora especialista en endocrinología y experta en medicina con perspectiva de género, aseguró que "falta investigación sobre las diferencias de género, por lo que no existe una docencia adecuada en este ámbito y, como consecuencia, tampoco una buena atención". Valls destacó que la investigación clínica parte de un gran sesgo de género, ya que la mayor parte de los estudios preclínicos se realizan con células masculinas, generalmente por una cuestión de costes, y tampoco se tienen en cuenta otros factores, como el estilo de vida. También señaló la necesidad de considerar los aspectos medioambientales, como la contaminación del aire o el uso de cosméticos, que afectan más a las mujeres que a los hombres: "Nosotras somos somos más bioacomuladoras de tóxicos químicos ambientales", aseguró.
En este sentido, Ana Juanes, farmacéutica adjunta del Servicio de Farmacia del Hospital de Santa Creu y Sant Pau (Barcelona), y miembro de la Comisión de Salud y Género del mismo hospital, compartió su experiencia en el servicio de Urgencias, donde han observado que las reacciones adversas de los medicamentos son mucho más prevalentes en mujeres. Explicó que el hecho de que los estudios farmacológicos se basen en la población masculina hace que las dosis estén pensadas, mayoritariamente, para hombres. "Las diferencias de género existen y necesitamos pasar a la acción y empezar a tratar de manera diferente la enfermedad", sentenció. "Que los laboratorios tengan dosis diferentes según el género puede ser un primer paso."
El impacto de los roles sociales
Lucía Artazcoz, directora del Observatorio de la Salud Pública de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, introdujo en el debate el impacto de los roles de género en las desigualdades en salud. "Lo que hasta ahora se ha considerado femenino ha sido cuidarse, hecho que nos ha protegido de muchas enfermedades", apuntó. Pero, según advirtió Artazcoz, esto está cambiando, por la necesidad que tienen las jóvenes de romper con el orden de género. "Actualmente, las mujeres de entre 13 y 19 años consumen más alcohol y fuman más que los hombres, lo que, inevitablemente, tendrá consecuencias sobre su salud en un futuro", aseguró.
Diego Palao, director de Salud Mental de la Corporació Sanitària Parc Taulí (Sabadell, Barcelona) y profesor titular de Psiquiatría de la Universitat Autònoma de Barcelona, coincidió en que los roles de género tienen mucha influencia en las desigualdades en salud. Puso como ejemplo el hecho de que a ellas se les prescriba más antidepresivos y ansiolíticos. "Las mujeres no tienen los estereotipos para expresar sus emociones; van al médico y dicen que están tristes", aseguró. Palao explicó, asimismo, que no se han encontrado diferencias genéticas o bilógicas en la depresión, pero sí en las hormonas que responden a los estímulos estresantes: "Estos estímulos son diferentes en hombres y mujeres, y también tienen que ver con los roles sociales."
La edad también importa
Por su parte, José Augusto García Navarro, director general del CSC y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, señaló que existen, asimismo, diferencias a nivel inmunológico, relacionadas con la respuesta inflamatoria de cada género. "Sabemos que envejecemos de manera diferente y que hay componentes genéticos que hacen que las mujeres vivan más, aunque lo hacen con peor calidad de vida", aseguró. En este sentido, García Navarro indicó que una atención personalizada podría ser una de las soluciones para reducir el sesgo de género y puso el ejemplo de los programas de rehabilitación. "Si ellas sufren más fragilidad y más dependencia, parece lógico que adaptemos estos programas". El director general del CSC también apuntó a la necesidad de combatir la brecha de género en salud con políticas preventivas y de envejecimiento saludable, poniendo especial énfasis en las situaciones de soledad no deseada y en la mejora de los cuidados de larga duración.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las mujeres catalanas pueden esperar vivir, de media, un poco más de 86 años, mientras que los hombres tienen una esperanza de vida de 80 años y medio[1]. Aun así, a causa de las diferencias biológicas, sociales y otras propias del sistema sanitario[2], la autopercepción de la salud de las mujeres es peor que la de los hombres. En concreto, en Cataluña, hay siete puntos de diferencia entre los hombres que aseguran tener una salud regular, mala o muy mala (22,75%) y las mujeres que responden en el mismo sentido (29,93%)[3].
La jornada 'Salud con perspectiva de género' contó con la participación de Montserrat Gea, directora de la Dirección General de Profesionales de la Salud del Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, quien inauguró el acto juntamente con el presidente del CSC, Manel Ferré, y Manuel Anxo, director ejecutivo de Relaciones Institucionales, Acceso al Mercado y Comunicación de Organon. La jefa de Relaciones Institucionales del Departamento de Igualdad y Feminismos de la Generalitat, Mònica Morros, fue la encargada de cerrar jornada.